Radio Cadena Mi Gente 700AM

Una Radio con programación Adulto Contemporánea, con amplia participacion Ciudadana, que representa el sentir y pensar de la Mayorías. La Radio eres Tú..!

William Osmar Chamagua

Su lucha y su mensaje cristiano se encausan contra la injusticia social y la represión religiosa con la que se gobierna a El Salvador.
Muy estudioso de la Biblia y de nuestra realidad; nos enseña cómo a la luz de la Biblia las enfermedades como la corrupción, la represión, la miseria son repudiables por Dios y deben ser enfrentados por el pueblo, con una misión: cambiar esa realidad y construir en verdad una sociedad mucho más humana.
Desde Radio Mi Gente, creación suya, cada tarde, cada domingo, desde la cabina o viajando a pueblos y ciudades, construye la Iglesia de todos y nos desafía a alzar la mirada y la voz, la esperanza fundamentada en la lucha colectiva en busca de la paz, nos desafía a formar el reino de Dios en la Tierra.


Su historia en breve.

Nace en mayo de 1962, en la ciudad de Puerto del Triunfo, Usulután en el oriente de El Salvador. Realizó sus primeros estudios de escuela y su bachillerato en el Instituto Nacional de Usulután.

Su infancia y juventud transcurren en un ambiente familiar cálido, donde su espíritu aventurero y su sensibilidad humana se irán nutriendo gracias a la escuela formada por su madre y su padre, quienes, además de prodigarle un entrañable afecto, cultivando valores cristianos y humanos en él y su hermana Marisela; como padres, verdaderos líderes de su comunidad, como alcaldes y dirigentes obreros, irán determinando el modo de pensar de William frente al mundo que le rodea.

La grave historia y realidad de injusticia social y económica que reina en su país para esa época, no escapa a su atención, aun cuando es apenas un muchacho adolescente. El estallido de la consecuente guerra civil lo impacta por las cosas que ve y escucha; sus padres mismos, por su trabajo político, sufren agresiones sicológicas por parte del régimen dictatorial gobernante, lo que pone en riesgo una vida normal. Él y su familia son amenazados de muerte por las fuerzas militares oscuras.
En esos años de juventud, empujado por la situación económica de su familia y la insistencia de su madre ante el riesgo latente de ser reclutado o secuestrado, opta por probar en otras tierras.

Un día al amanecer, sale rumbo a tierras lejanas; el camino al norte le depara no sólo aventuras; las penurias materiales y el destino incierto se ensañan en su contra; las semanas en la ruta del solitario pájaro emigrante son vientos adversos, con hambre y soledad; pero logra llegar al gran país del norte, lejos de la ternura alimenticia de su incondicional mamá; allá, con los días se hace un espacio en el exilio, debe someterse a la regla general: trabajar y trabajar, de lo que sea, aprendiendo a conseguir su sostén y su estadía en tierra ajena.

Por un buen tiempo, deberá acallar aquel sentimiento y coraje inculcado por su madre frente a la realidad. Entre la nieve del exilio y gente que hablaba otra lengua, buscará hacerse a la marea de la vida. Como tantos emigrantes, sufre la historia del frío, de otra gente que no ven en él más que a un empleado de mano de obra barata. Su energía de juventud lo lleva a probar suerte en las filas del ejército, cuya mística tan diferente a la de las fuerzas armadas impuestas en su terruño como perversa caricatura nazi.

¿Del amor en esta época de su historia? no se sabe mucho, él dirá…

William, como soldado raso, recibe severa instrucción castrense en inhóspitos territorios; hay mucha incertidumbre sobre a qué guerra en el mundo volará; para aclimatarse a las posibles eventualidades que depara toda guerra, es enviado a una parte del planeta que nunca soñó allá en la tropical Puerto del Triunfo de su inocente niñez. Alemania, ese paisaje glacial que vemos solo en las películas; ahí vivirá durante dos largos y gélidos años de entrenamiento; serán los campamentos los que lo forjan fuerte y resistente al fuego; los tratos agresivos, como la saña perversa del Sargento Garrapata, y las historias de fogueo, típicas de los regimientos duros sobre un hombre pudieron fundirlo como un buen “Ranger” frío, sin mayores sensibilidades que las de un artillero.
pasó el tiempo, y por designios de la providencia o por azares de la vida, William no tuvo que llegar a un frente de guerra como la de Vietnam o Irak; su espera como reserva de la US ARMY terminó; algo quizá tenía la vida, Dios, preparado para él, algún pueblo.
Entre las olas del tiempo había conocido a Jesús, alguien que transformaría su vida, llevándolo a tierra firme, con un propósito, que ni él imaginó.
Cesante como reservista, y transformado en un predicador cristiano, con sus virtudes para comunicar el mensaje de Jesús, conoció otros rumbos, otras tierras; su trabajo lo llevó a la televisión como un medio para llegar a miles de vidas.

Aparte de su vida en la iglesia, se dedicó a trabajar en diversos rubros, cuyo esfuerzo por años le produjo alguna abundancia. Sus esporádicos viajes a su país le hacían comprender que aquella realidad, la misma de su infancia, pobreza, desigualdad, dictadura, persistía, disfrazada de democracia, por medio del despliegue de las cortinas de los grandes medios de comunicación, contra la realidad y negando, como toda dictadura, los espacios para que el pueblo se exprese.
Al indignarse ante aquellas imágenes tan fuertes, ahora, diez años después de la cruenta guerra que se llevó más de 70.000 almas, era la misma realidad, comprobó que el coraje que sus padres le transmitieron nunca se había disipado y que no podía ni debía quedarse de brazos cruzados.
Entre sus amigos, conoció a Manuel Santos, un joven español, con quien compartió su inquietud de volver a su tierra, pero con algo en sus manos; juntos parieron una idea: Una trinchera, una radio.
Puso manos a la obra para intentar echar a andar la idea; hubo quienes lo tildaron de loco, otros le advirtieron que sería como un suicidio, invertir lo que tenía por algo que a todas luces era un riesgo, aun mayor al tratarse de una radio para el pueblo.

Hubo otra luz en su vida, algo en lo que muchos no podríamos entender. Una revelación desde los cielos: “Tienes que liberar a tu pueblo, mi mano está contigo”. Con aquella luz tenía claro que era definitivo, debía construir una radio liberadora: Radio Cadena Mi Gente.



Convertirnos en el medio de comunicación que será "la voz del pueblo." Ser objetivos con la noticia, tajantemente honestos. Sin buscar nuestro propio beneficio, pero el beneficio en conjunto de la nación.
El recientemente nombrado ganador del Premio Nóbel de la Paz 2006, el Profesor Mohammed Yunos dijo: "Para parar el terrorismo y la violencia que ataca a nuestros pueblos, debemos primero hacer que desaparezca la pobreza." Es nuestro objetivo ayudar a nuestro pueblo a encontrar y construir nuevos puentes que nos llevaran a un total éxito

Este es un proyecto que fue fundado por William O. Chamagua y Manuel Santos (de origen Español); nace como consecuencia de la necesidad de devolver a nuestro pueblo, un poco de lo mucho que nos dio al nacer y crecer en el. Nace como consecuencia de la necesidad interior de aportar nuevas ideas, de presentar para el análisis de nuestra gente, una total y completa nueva visión del futuro.

Nace por el deseo de hacer en el pueblo una inversión espiritual, social, analítica y pensante, que traiga consigo nuevas oportunidades de desarrollo para nuestra gente. Y que además, llegue por ende un nuevo amanecer que tanto nuestra gente merece.

Con el entusiasmo de bendecir a pobres y ricos, con el sueño de crear una sociedad justa, en la cual el estado económico, social, o racial no tienen absolutamente nada que ver con la dignidad de cada ciudadano Salvadoreño. Nace con la idea de unir a nuestra nación, ya sea que sus ciudadanos vivan en la tierra que les vio nacer o en el extranjero. Construir ese puente que finalmente nos llevará al encuentro pleno con nuestro verdadero futuro, en el cual cada persona tendrá la oportunidad de ser escuchado, y de participar en el destino de su pueblo, El Salvador.

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